Esta palabra tan nombrada últimamente,  es un método de extracción de hidrocarburos que  consiste en inyectar a alta presión al subsuelo, una mezcla de agua, arena y productos químicos, con el fin de fracturar la tierra y liberar hidrocarburos en forma de gas. 

Como residuo de este proceso, se crea una “sopa química” altamente tóxica, contaminada con metales pesados e incluso elementos radioactivos subterráneos, que si no tienen un manejo adecuado, terminarán contaminando fuentes hídricas para consumo humano, agricultura y ganadería.

Pero incluso, si se le diera un buen manejo a esta “sopa química”, se genera también una contaminación por gases que se filtran desde la roca fracturada, hacia la atmósfera, agravando el calentamiento global, llegando incluso a contaminar fuentes hídricas que van directo a los grifos domésticos.

En el caso más optimista de que estos residuos fueran adecuadamente manejados, el Fracking también genera un indiscriminado gasto de agua, que se traduce en el agotamiento del suministro de agua potable en las zonas aledañas al bombeo. Además, en zonas como Oklahoma y Ohio, donde se empezó esta práctica en 2013, la frecuencia de los temblores aumentó de 20 a 100 en el primer año.

EL FRACKING EN COLOMBIA 

El sector petrolero en Colombia, genera US$24.000 millones en divisas y más de $10 billones en ingresos fiscales cada año, siendo para nuestro país, uno de los músculos económicos más importantes. Pero por ser un recurso NO renovable, su nivel de reservas es insuficiente y Colombia cuenta con autosuficiencia petrolera solo para los próximos 5,7 años. Adicionalmente, debido a que la producción viene aumentando rápidamente, es posible concluir que el nivel de reservas se podría agotar aún más pronto de lo esperado. 

Es por esta razón que, han visto el fracking en Colombia, como una alternativa para contrarrestar esta situación, dado que con los métodos actuales, en cada yacimiento, queda sin explotar entre un 60% y 80% de los hidrocarburos.

Es una dilema crítico para nuestra economía vs. nuestro medio ambiente. Por un lado están los que dicen que el país está preparado para realizar Fracking de una manera responsable, sin afectar el medio ambiente y las familias, tal y como se ha hecho en países como Argentina (Cuenca de Vaca Muerta) o Estados Unidos (Texas).

Pero por el otro lado están opiniones como la de Carlos Andrés Santiago, vocero de la Alianza Colombia Libre de Fracking, quien argumenta que como país, no estamos preparados para su implementación, dando argumentos como por ejemplo, la falta de personal capacitado para este fin;  la ubicación de yacimientos en regiones de mucha inestabilidad con ecosistemas sensibles y especies en vía de extinción; menciona también el hecho de que el Fracking no ha dejado un flujo de caja positivo en Estados Unidos después de 10 años de implementación, entre otros argumentos.

Hay mucha tela que cortar respecto al Fracking en Colombia, no es nada fácil la situación porque están en juego muchas cosas valiosas para el país, esperamos que se tomen las mejores decisiones que contribuyan a prácticas responsables con el medio ambiente y las personas, sin dejar de lado una economía estable y duradera que beneficie el futuro de los colombianos.

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