Hace unos días, alguien nos preguntaba por qué decidimos llamarnos Recupera Tu Silla. Así que para explicarlo vamos a hacer un poco de memoria:
Son las seis de la mañana de un viernes cualquiera. Te levantas, das unos pasos, te alistas y te dispones a desayunar: has utilizado tu primera silla. Sales, tomas un bus y encontrarás otra silla nuevamente. Al llegar a la oficina en tu escritorio, ahí está la silla. Al medio día tienes hambre y decides llegar a un restaurante o calentar eso que llevas en tu lonchera pero para hacerlo probablemente necesitas una silla. Es la tarde, quieres tomar una cerveza con tu mejor amigo y encuentras una silla. Llega la noche, estás cansado y te relajas en frente del televisor…en tu silla favorita.
¿Lo habías notado? En promedio, utilizamos cinco sillas diarias y somos 48 millones de habitantes solo en Colombia. Las sillas tienen una vida útil de aproximadamente 2 años y durante su fabricación cada una aporta 32kg de Carbono al medio ambiente, algo así como la misma contaminación que producen seis vehículos trabajando durante todo un día. Las sillas además, están construidas en materiales como polipropileno, aluminio o acero. Estructuras fácilmente recuperables y reutilizables.
Nuestro nombre es intencional, le hicimos honor a un objeto que se necesita en todas partes y parece siempre invisible. Pero a pesar de eso, nuestra misión va mucho más allá. Recuperamos todos los muebles que las compañías descartan a diario para darles vida útil de dos a cuatro años más ahorrándoles hasta un 75% en la inversión habitual. Es nuestra mejor manera de hacer un llamado a la acción para que el sector corporativo evite al máximo la compra de mobiliario nuevo y se una a nosotros generando una nueva oportunidad para la mano de obra nacional.
Somos una iniciativa social muy simple. Con la reutilización contribuyes a evitar la generación de residuos; a disminuir el consumo de materias primas; a reducir las emisiones de CO2 y prevenir el cambio climático. También nos ayudas a ofrecer mobiliario a emprendedores o personas de bajos recursos a precios muy asequibles. Y aún más allá de todo lo anterior, nos apoyas a la generación de empleo de personas en riesgo de exclusión social, como madres cabeza de familia, víctimas del conflicto armado y personas mayores de 60 años.
Trasformamos, materiales, empresas y vidas. No lo creemos, estamos seguros que una silla puede cambiar el mundo.
Demasiado inspirador. Felicitaciones!!!
En mi Universidad hay dos salones repletos de sillas «inservibles» que en realidad solo les hace falta uno que otro arreglo para seguir bien, pero las amontonan, una encima de otra o como caigan y las dejan tanto tiempo que ahí si se dañan. Ojalá el mercado de esta idea se amplié a Universidades de todo el país como en la que estoy yo.
Gracias Daniela por tus comentarios. Nos gustaría saber en qué universidad estudias? Un abrazo.